Jugar ensuciándose: Ideas para juego sensorial en esta fase

Cuando un niño pequeño se unta las manos de pintura, se activa una serie de células neuronales que captan información del aspecto de la pintura al esparcirse. Otro conjunto de neuronas codifica la sensación producida al estrujar la pintura entre los dedos. Paralelamente, otro conjunto de neuronas registra los sonidos que producen la mano del niño pequeño esparciendo la pintura y el papel arrugándose.
Hasta alrededor de los 8 meses, los estímulos sensoriales que experimentan los bebés se perciben de uno en uno, y no varios a la vez. A medida que tu bebé crezca, su cerebro comenzará a vincular entre sí las sensaciones producidas por cada uno de los cinco sentidos — el tacto, el gusto, el olfato, el oído y la vista. Para que estos cinco sentidos por cada lado reporten información útil sobre el mundo, tienen que vincularse entre sí en el cerebro; y esto es lo que ocurre al ensuciarse.
Mientras que algunos adultos tenemos que respirar hondo para soportar el desorden y la suciedad, a otros, ¡el juego sensorial nos parece lo mejor! A las niñas y niños pequeños les pasa lo mismo. En cualquier caso, ensuciarse (e intentarlo) beneficia un montón a tu niño pequeño.
Cosas a tener en cuenta:
Si tu hija o hijo opone resistencia a ensuciarse con las manos, ofrécele un palito de madera (u otro objeto) para empezar, como instrumento que le ayude a sentirse más cómoda/cómodo.
Si sigue negándose a participar de un juego que implica ensuciarse, sé tú quién toque la pintura (o la espuma de afeitar, la arena, la pasta seca, etc.) para que vea lo divertido que es. Descríbele lo que estás haciendo.
Y aunque no tengas que convencerlo, juega con tu niño pequeño. Esto le ayudará a mantener vivo su interés.
Ten preparado un paño húmedo para ayudarle a limpiarse los dedos si se pringa demasiado.
Procura no limpiar mientras esté jugando, pues eso podría interpretarlo como que no te parece bien que se ensucie. Ensuciarse es parte de la diversión y de la libertad del juego sensorial.
Deja que tu hijo sea su propio jefe. Puede que sólo haga un garabato y dé por terminada su obra maestra ¡Pues perfecto!
Deja que coma con las manos y que lo haga solo. Es probable que a tu niño pequeño le cueste menos ensuciarse las manos y la cara si hay comida de por medio.
Hay varios materiales que van a permitir a tu niño pequeño beneficiarse de la experiencia de ensuciarse. Podéis empezar con pasta seca, semillas, agua o hielo, y luego ya pasaréis a sustancias más texturizadas como plastilina, harina de maíz, arena mojada o arena cinética. Cuando esté listo, tu hijo pequeño ya puede probarlo con espuma de afeitar, pintura o oobleck.
Más ideas para el juego sensorial:
Diversión con espuma de afeitar o con nata
Un bol relleno con espuma de afeitar o nata es un proyecto sensorial divertido. Si a tu hijo pequeño le encanta ensuciarse, esto puede resultarle muy gratificante. Aún así, algunas niñas y niños prefieren experimentar todo lo que el juego sensorial les aporta sin ensuciarse. Puedes darle un palito de madera y añadir un poco de colorante alimenticio y ver cómo crea combinaciones de colores y tonalidades distintas.
Pintura de dedos casera

Pintar con los dedos es un clásico entre las actividades sensoriales. A esta edad, no te olvides de cubrir la ropa de tu niño pequeño con una bata o ropa vieja — o simplemente sácale la ropa. Fijar con cinta adhesiva los márgenes del papel ayuda a que no se mueva.
Aquí tienes una receta para hacer pintura de dedos casera:
- 1 taza de harina
- ½ taza de sal
- ¾ taza de agua
- Colorante alimenticio
- Mézclalo bien
- Cuando tu niño pequeño ya se haya acostumbrado a la pintura fluida, ya puedes aventurarte a cambiarle la textura añadiéndole granos de café o arroz.
Puedes reutilizar el arte de tu niña o niño pequeños para envolver regalos o doblarlo para hacer tarjetas para felicitaciones.
Arena mágica
Para hacer “arena mágica” necesitarás una taza de aceite. Puedes usar cualquier aceite, ya sea aceite para bebés — que tiene la consistencia más suave — hasta aceites comestibles como el aceite de colza o de coco líquido. Combínalo con 8 tazas de harina (si no quieres hacer tanta cantidad, recuerda la proporción de 8:1; si sólo quieres la mitad, entonces usa 4 tazas de harina por ½ taza de aceite).
Hay que mezclarlo bien — esto toma algo de tiempo, pero ¡vale mucho la pena! Cuando hayas terminado, te tiene que quedar una textura arenosa y maleable, que se pueda recoger, verter y moldear en divertidas formas. Esta actividad resulta entretenida para niñas y niños de todas las edades. Cuando hayáis acabado, guarda la arena en un recipiente hermético para jugar con ella otro día; las bolsitas de cierre hermético tamaño galón (unos 4 litros) son ideales.
Arroz o alpiste en un cubo

Esta actividad de exteriores es divertida y además va a hacer muy felices a los pajaritos del vecindario. Pon una manta en el césped, llena un recipiente con alpiste, y luego coge las piezas de un rompecabezas y mételas en el recipiente, escondiéndolas bien. Deja una o dos a la vista, aunque sea una esquina, para que le resulte más fácil de entrada.
Permite que tu niño pequeño encuentre las piezas y complete el rompecabezas de una manera totalmente nueva. Le va encantar el hecho de hacer la búsqueda del tesoro antes de hacer el rompecabezas, y se sentirá satisfecho varias veces. Una vez hayáis terminado, dobla la manta y sacude las semillas de vuelta al recipiente para la siguiente vez que juguéis.
Estación de lavado de animales con lodo

Llena un recipiente con lodo (cuánto más aguado sea el lodo, más sucio quedará todo) y otro con agua. Mete algunas figuras de animales en el lodo y embárralas bien. Esconde algunos animales hasta cubrirlos dentro del lodo para que tu niño pequeño tenga que hurgar para encontrarlos. Por último, anima a tu hijo a que encuentre los animales embarrados y a que los lave en el agua, por ejemplo, con brochas de pintura.

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