28 - 30 meses

Un enfoque minimalista del juego autónomo

Digámoslo: existen grandes limitaciones en cuanto al tiempo que una niña o niño de dos años puede jugar por su cuenta 🙃

Cada niño es diferente, pero los de esta edad suelen necesitar la supervisión, la orientación y la ayuda de un adulto, al menos más allá de los primeros minutos. Según un estudio realizado en 2008 publicado en la revista Child Development Journal, las niñas y niños de dos años tienen una capacidad de atención de entre 5 y 8 minutos.

La buena noticia es: incluso a esta temprana edad existen formas de enseñar a tu hija o hijo a jugar de forma independiente y el juego en solitario puede ser extremadamente beneficioso para su desarrollo.

Aquí te explicamos cómo fomentar el juego autónomo en los niños de dos años:

Considera un «horario de trabajo» diario

Si empiezas esta práctica a una edad temprana, puede funcionar de forma similar al «horario de descanso» cuando los niños comienzan a dejar de echarse siestas. Durante el «horario de trabajo», todo el mundo está haciendo algo por su cuenta: los adultos pueden estar trabajando (haciendo una labor profesional, leyendo, ocupados en proyectos caseros) y los niños pueden estar jugando. Es posible que este tiempo no dure más que unos minutos, sobre todo al principio, pero cuanto más se les inculque su importancia, más se podrá alargar.

Mantén unas expectativas realistas durante el horario de trabajo: si estás cocinando, por ejemplo, puedes darles una tarea relacionada para que la hagan cerca de ti, como echar las verduras picadas en un bol o mezclar los ingredientes.

Crea un «espacio para el sí»

Los espacios en los que los niños tienen la cantidad justa de objetos de juego, con la dificultad y el interés adecuados para ellos, y en los que nada es inseguro o está prohibido, se conocen como «espacios del sí». Las niñas y niños oyen mucho el «no», por lo que ofrecerles un espacio «del sí» en el que se les anime a explorar sin restricciones puede aumentar su capacidad de atención y ayudarles a jugar de forma autónoma.

Ofrecer menos opciones y rotar los juguetes para que sean novedosos

La filosofía Montessori del juego enseña que cuando se trata de objetos físicos, menos es más. Ofrecer pocas opciones ayuda a los niños a profundizar en el juego, a jugar durante más tiempo y a formar vínculos más significativos con sus objetos de juego.

Estantería llena de los coloridos juguetes de madera de Lovevery
En foto: Los juguetes de los Kits de juego

La clave de este método es la rotación de juguetes y libros dentro y fuera de la habitación o el espacio de juego de los niños, para mantenerlos frescos. Más información sobre la rotación de juguetes Montessori.

Establecer las actividades

Los profesores de guardería y de preescolar suelen establecer actividades sencillas entre las que los niños pueden rotar libremente. La clave aquí es «simple»: prueba a poner solo un puñado de bloques en una cesta, una pequeña colección de objetos naturales en otra (hojas, piñas, piedras) y una balanza con objetos para pesar en una tercera cesta.

Invítale a jugar

Puede parecer contradictorio, pero una invitación a jugar (hecha de forma reflexiva e intencionada) puede ayudar a fomentar la autonomía de los niños. Becca, de Il Bambino, lo explica:

«Prepara una actividad que pueda hacer solo (cubo sensorial, mirar libros, jugar con muñecas, etc.). Empieza a jugar con él. Asegúrate de estar presente (evita mirar el teléfono o distraerte con una lista mental de tareas). Una vez que parezca que está enganchado al juego, cambia al modo de observación: háblale menos (nombrando formas, colores, contando, etc.) y deja que entre en su zona de concentración».

Es posible que siga siendo necesario que estés cerca, pero en este punto puedes intentar dejarle jugar solos un rato.

Juega de manera menos intrusiva

Cuando jugamos con nuestros hijos pequeños, muchos de nosotros tendemos a asumir el control: es la naturaleza humana y un hábito natural. Cuando practicamos el apoyo cariñoso y útil al juego (en lugar de ser los directores) permitimos que los niños descubran más sobre sí mismos y lo que pueden hacer.

Janet Lansbury, educadora y defensora del método de crianza RIE, afirma que «aprender a ser un ‘apoyo’ en lugar de un compañero de juego requiere práctica, implica una observación sensible, una mentalidad abierta, aceptación y, sobre todo, contención (especialmente para los que se inclinan más a hacer que a mirar). Pero una vez que lo conseguimos, es una experiencia increíblemente zen, relajante y satisfactoria.»

Practicar un juego menos intrusivo ayuda a nuestros hijos a aprender la autonomía y la confianza. También prepara el terreno para largos periodos de juego en solitario. Cuando tu niña o niño te pida ayuda, intenta sugerirle una solución en lugar de hacerlo tú; cuando te pida que le consigas algo, recuérdale dónde está para que pueda ir a buscarlo.

Toma ejemplo de la improvisación y juega a fingir

En el mundo de la comedia de improvisación, la filosofía que rige es el «sí, y», lo que significa que, sea cual sea la realidad que se te plantee, la aceptas y sigues adelante con ella. Cuando las niñas y niños de dos años empiezan a jugar a fingir, es posible que te inviten a tomar el té con ellos, a acostar a sus bebés o a montar en el tren. Cuando te encuentras con él donde está, validas su imaginación y le ayudas a perderse en un mundo de juegos simbólicos. Cuanto más refuerces que su juego simbólico tiene sentido y es divertido, más comprobarás que empieza a jugar por su cuenta.

*Lee el estudio aquí.

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Posted in: 28 - 30 meses, Juego libre, Rutina, Desarrollo del bebé

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