Los poderes mágicos de enseñanza de palabras como «enorme»

Es posible que ya conozcas la correlación entre la cantidad de lenguaje que escucha un niño pequeño en sus primeros años y su vocabulario posterior, su coeficiente intelectual, sus capacidades académicas e incluso su éxito después de la escuela. Los últimos descubrimientos sugieren que los elementos más sutiles del lenguaje (el tono, la calidad, la manera y el entorno) son los que desempeñan un papel importante, más que el mero volumen de palabras.

Es posible que gran parte de este aprendizaje aún no sea evidente; a esta edad, un niño pequeño entiende (pero aún no habla) muchas palabras nuevas cada día.

Aquí te mostramos algunas formas específicas de ayudar a la comprensión del lenguaje de tu hija o hijo:

Utiliza nombres propios además de pronombres como «mío, tuyo, suyo», etc.

Al principio, dile «este es el oso de Judah», en lugar de decir «este es tu oso». Los pronombres pueden resultar confusos para los niños pequeños en las primeras etapas del desarrollo del lenguaje.

Empezarán a utilizar «yo» o «mi» de forma sistemática cuando tengan dos o tres años. A medida que tu hijo crece, puedes ayudarle a establecer la conexión entre su nombre y su pronombre diciéndole: «Este es el oso de Judah, este es tuoso».

Utiliza un lenguaje rico

Niña pequeña mirando a una mujer con los brazos abiertos
En foto: Los juguetes de los Kits de juego
  • Utiliza palabras como «enorme» en lugar de «grande».
  • Tu pequeño está preparado para más vocabulario del que crees. Describe lo que ves de la forma más específica posible. Puedes decir «mira esa mariposa monarca, volando sobre esas flores».
  • Utiliza las salidas fuera de casa para introducir nuevas palabras, como «amasar» en una pizzería.
  • Evita cambiar y simplificar las palabras difíciles en los libros: El contexto proporcionado por su lectura y las imágenes ayuda a los niños pequeños a empezar a dar sentido a las palabras que no asimilarán completamente hasta más adelante.
  • No te sientas obligado a ceñirte al texto. Está bien interrumpir la historia para comentar espontáneamente lo que veis en las imágenes. «¡Ooooh! ¿Puedes señalar al perro? Guau guau» o «Veo la luna detrás del cristal de la ventana. ¿Ves la luna?». Muchos niños pequeños no tienen la capacidad de atención necesaria para escuchar un cuento y se mantendrán mucho más atentos si eres más flexible en el uso del libro.

Desarrolla lo que están diciendo

Si puedes ver lo que están mirando o entender lo que están tratando de decirte, amplíalo, dando tiempo a que respondan. Si tu hijo dice «ota» («pelota»), intenta decir «sí, ota. Mira la pelota de allí. Es naranja, ¿la ves?». Espera a que responda y entonces puedes añadir algo: «¡La pelota naranja se mueve muy rápido!»

Al repetir su versión de la palabra y luego practicar la palabra real, estás afirmando el intento de hablar de tu pequeño y luego lo relacionas con la pronunciación correcta. De este modo, se respeta el habla temprana al tiempo que se fomenta su capacidad lingüística.

Repetir, repetir, repetir

Los niños pequeños aprenden de la repetición. Leer los mismos libros, cantar las mismas canciones y nombrar los mismos objetos una y otra vez les ayuda a comprender.

Narra el tiempo que pasáis juntos

Habla de todo lo que hacéis juntos. Puedes hacerlo en cualquier momento y en cualquier lugar. En la tienda, puedes decir algo como «tenemos que comprar manzanas. ¿Ves las manzanas rojas y verdes de allí? A mí me gustan las verdes ácidas, pero sé que a ti te gustan las rojas dulces. ¿Puedes ayudarme a meter cuatro manzanas en nuestra bolsa? Una, dos, tres, cuatro».

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Posted in: 19 - 21 meses, Comunicación, Lenguaje, Metas, Desarrollo del bebé

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